Dado que un grupo social atañe específicamente a la sociedad, y que esta se define por la intercomunicación de sus componentes, es lógico y derivativo suponer que los límites de su existencia son reconocibles por un campo semántico común que funciona como microcódigo comunicacional.
Teniendo en cuenta esto, no queda más que inferir que dos o más grupos antagónicos que comparten un mismo campo semántico son, tal como las dos caras de la misma moneda, un solo movimiento social que no termina de comprenderse a sí mismo.+