Todos los día ocurren eventos que nos impactan: un enfrentamiento, un nacimiento, un descubrimiento. Muchos de ellos son noticia hoy y mañana olvido. Pero hay otros que marcan a la sociedad. A veces toman la forma de un nuevo concepto como el Psicoanálisis o la Teoría de la relatividad. Otras veces, son hechos sociales como la Guerra Mundial, la Revolución Industrial, las Cruzadas, o el nacimiento de la Burguesía. Algunos opinan a favor, otros en contra, otros en duda. El tema impacta y divide las opiniones, se instala, y entonces adquiere relevancia.
La Literatura suele recoger estos hechos. Los autores proponen, discuten y hacen propios los nuevos conceptos para volcarlos en sus obras. Así, cuando leemos una novela o vemos una película, muchas veces los vemos reflejados, y no pocas veces los buscamos específicamente por ellos. Elegimos nuestro género literario. Buscamos una novela policial, de aventuras, de terror, psicológica, fantástica, de ciencia ficción, etcétera.
Sin embargo, a veces la discución originaria queda sepultada, o evoluciona a tal grado que nos sorprendemos cuando buscamos sus orígenes. Por ejemplo, uno de los hechos que la literatura actual aún refleja con asiduidad es el surgimiento de la ciencia. Desde mediados del siglo xix, se ha venido produciendo literatura (y luego cine) con historias que reflejan el impacto que la ciencia ha producido en la sociedad. Dificilmente entremos en una librería pidiendo un libro que trate de “la ciencia”, pero los críticos literarios distinguen tres géneros muy populares desarrollados a partir del mismo evento: el policial, el fantástico y la ciencia ficción. Veamos cómo toma cada uno de estos géneros el concepto de ciencia:
En el género policial, el método científico es la herramienta que utiliza el policía para resolver los casos. La idea que tenemos del detectiva es la de un hombre sagaz y valiente que lucha por la justicia. O bien su contracara: el cobarde y corrupto en el policial negro, y el torpe o e incompetente en la sátira. Pero todos nacen de nuestra primer asociación: el policial clásico. Este es el caso del Dupin de Poe, el Sherlock Holmes de Conan Doyle o el Poirot de Agatha Cristie. Hoy en día, en las series de televisión observamos la irrupción directa del método cientifico en shows como CSI o Bones, y la utilización de la lógica en casos como La ley y el Orden o Monk.
En el caso del género fantástico, la relación con el pensamiento científico es de duda. Estas historias se distinguen por la presencia de un ser absolutamente racional que se se encuentra con un hecho que lo hace dudar de su propia racionalidad. Podemos encontrarlo en los cuentos de Guy de Maupassant a mediados del siglo xix y en Cortazar y Borges ya en pleno siglo xx.
Por último, la ciencia ficción toma la ciencia y juega con ella tratando de explotar sus posibilidades. En sus comienzos, a mediados del siglo xix, trataba sólo con los avances en las ciencias duras como la medicína o la física. Tenemos casos como el del Dr. Frankestein de Mary Shelley o el Dr. Jekyll de Stevenson. Pero luego evoluciona sobre las ciencias humanas y genera verdaderas hipótesis sociales como el 1984 de Orwel, el Farenheit 451 de Ray Bradbury, o la película Brazil de Terry Gilliam.
En casos como los que hemos nombrado, cuando varios géneros literarios comparten un mismo evento originario desde posturas diferentes se habla de un sistema de géneros literarios, y se puede estudiar las diferencias entre uno y otro. La Literatura muchas veces habla de lo mismo pero desde puntos de vista tan diferentes que no lo llegamos a notar.
Habrá que tener cuidado entonces, cuando discutimos sobre el último capítulo de la serie de investigación policial, un cuento de Borges o el último éxito de pantalla de Hollywood. Tal vez estemos hablando de lo mismo.